En Bogotá, Manila, Jerusalén o Madrid miles de millones de cristianos celebran este viernes la Semana Santa encerrados en sus casas debido a la pandemia de coronavirus, que se acerca al umbral simbólico de los 100.000 muertos en todo el mundo, aunque una luz de esperanza surge en España.

Segundo país más afectado de Europa con 15.843 muertos (Italia tiene 18.279), España registró este viernes la cifra diaria más baja de fallecidos por COVID-19 desde el pasado 24 de marzo, con 605 decesos. "Continuamos con la tendencia descendente que ya veníamos observando", dijo la doctora María José Sierra, del centro de emergencias sanitarias.

La tregua llega en pleno Viernes Santo, durante el cual el papa Francisco, líder espiritual de 1.300 millones de católicos, contemplará por la noche a dos grupos de cinco personas en la inmensa plaza de la Basílica de San Pedro en Roma reviviendo para millones de internautas y telespectadores el Camino de la Cruz, el calvario de Jesús, desde su condena hasta su crucifixión y su muerte.

Esta sobrecogedora imagen es una de las tantas impensables consecuencias de la pandemia de COVID-19, que ha dejado 96.344 muertos y más de 1,6 millones de infectados en el mundo según el último recuento de la AFP, y tiene confinada a más de la mitad de la población.

Francisco ya ofició la misa del Jueves Santo, que recuerda la Última Cena de Jesús, frente a un reducido número de asistentes, ante quienes recordó a los "más de sesenta curas muertos en Italia mientras se ocupaban de enfermos en los hospitales".

En Tierra Santa, todos los lugares de culto han sido cerrados al público, incluida la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, el lugar donde, según los evangelios, murió y fue sepultado Cristo.

Normalmente Jerusalén es el corazón de las celebraciones de Pascua. El año pasado, más de 25.000 personas de todo el mundo se congregaron allí para celebrar la Semana Santa.

- Respuestas económicas -

En un mundo enfrentado a la peor recesión económica desde la Gran Depresión de 1929, como dijo la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, el jueves se fortaleció una respuesta financiera en Estados Unidos pero también en la Unión Europea.

En una intensa jornada de varias reuniones de líderes mundiales sobre la pandemia, los ministros de Finanzas europeos acordaron en videoconferencia un plan de ayudas por 500.000 millones de euros (550.000 millones de dólares).

"Europa ha tomado una decisión y está lista para enfrentar la gravedad de la crisis", tuiteó el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire.

Los 27 miembros del bloque descartaron sin embargo una vez más la idea de una emisión de deuda común como pedían España e Italia, y a lo que se oponían los países del norte, especialmente Holanda y Alemania.

El desempleo en Estados Unidos por su parte no deja de alcanzar niveles históricos: unos 6,6 millones de personas más pidieron subsidios de desempleo, según cifras difundidas el jueves. Ante esto, la Reserva Federal anunció 2,3 billones de dólares en nuevos préstamos para apoyar la economía.

De su lado, los principales países productores de petróleo, excepto México, acordaron reducir la producción en mayo y junio en 10 millones de barriles diarios, anunció este viernes la OPEP, después de negociaciones maratonianas para contrarrestar el desplome de los precios.

Este viernes, los ministros de Energía de los países del G20 mantendrán una videoconferencia destinada a respaldar este acuerdo petrolero.